9 de Mayo de 2014
En estos últimos meses se está hablando mucho sobre la necesidad de educación financiera, gracias en parte a la última campaña ¡Para, piensa, actúa! de la Comisión Europea, que pretende mejorar la información de los consumidores sobre sus derechos a la hora de enfrentarse a los créditos.
La situación que ha vivido nuestro país los últimos años en relación a comportamientos poco éticos del sector bancario con los consumidores han evidenciado como poco dos cosas. La primera es que, cuando los bancos y otras entidades financieras te venden un producto, puede que no te estén explicando absolutamente todo lo que necesitas saber para no salir mal parado. Y la segunda es que, de forma general, nuestra sociedad tiene muy poca cultura ya no solo financiera, sino económica. Pero los datos demuestran algo más terrible aún: tampoco se tiene el conocimiento mínimo o suficiente para afrontar correctamente las decisiones económicas del día a día o aquellas decisiones sobre adquisición de nuevos productos financieros que, al alcance de cualquiera, pueden mejorar la vida económica de todos.
Nuestros adolescentes manejan anualmente 8.000 millones de euros sin tener nociones básicas sobre las herramientas financieras que les permitan gestionarlos adecuadamente
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