Trabajadores de entidades financieras imparten voluntariamente talleres de educación financiera en un centenar de institutos catalanes
IVANNA VALLESPÍN. Barcelona, 6 mayo 2013
¿Os endeudaríais para ir de vacaciones? ¿Y para pagar un máster? Son algunas de las preguntas que lanza Roger Benet, empleado de banca, a sus oyentes, que en este caso no son clientes, sino adolescentes del instituto Vedruna de Terrassa (Barcelona). ¿Por qué es importante ahorrar? ¿Puede Gerard Piqué [jugador del Barça] gastar lo que quiera? Pregunta María Sánchez, también del sector financiero, a alumnos del instituto Bellvitge de L’Hospitalet de Llobregat. Benet y Sánchez son dos de los 250 voluntarios que participan en el proyecto piloto para introducir la educación financiera en las aulas de secundaria. Se busca dotarlos de nociones básicas sobre ahorro, créditos o productos financieros para que puedan tomar decisiones con cabeza sobre su economía.
La iniciativa forma parte del Programa de Educación Financiera en las Escuelas de Cataluña, impulsado por la Generalitat, el Instituto de Estudios Financieros y tres bancos, que este año se ha puesto en marcha en un centenar de institutos públicos y concertados, y que llegará a unos 7.000 alumnos de cuarto de la ESO. Inculcar a los chavales conocimientos básicos sobre finanzas, en un momento en que estos asuntos están a la orden del día, no es nuevo.
El Ministerio de Educación puso en marcha en 2010 el Plan de Educación Financiera que actualmente llega a 411 centros españoles de tercero y cuarto de la ESO. La diferencia entre ambas radica en que en el plan ministerial las clases las imparten los mismos profesores, que previamente han recibido formación específica. En Cataluña quien se pone ante los alumnos son trabajadores del sector bancario que se ofrecen como voluntarios. “Gracias a la experiencia en el trato con los clientes, sabes los problemas que tiene la gente y los problemas con los que los chicos se encontrarán”, explica Benet.
El programa consta de cinco talleres diferentes (los estudiantes pasan por todos), desde cómo ahorrar, qué tipos de créditos o hipotecas son mejor, dónde invertir, pagos online, etcétera. En el IES Bellvitge toca el taller Administra tu dinero. En esta sesión se busca enseñar a los jóvenes a administrarse y a no gastar más de la cuenta. O como se dice últimamente, a no vivir por encima de sus posibilidades para que no se repitan ciertos errores del pasado reciente. Pero, ¿cómo conseguirlo? María Sánchez dibuja en la pizarra dos sencillas listas: una para los ingresos y otra para gastos, que se rellenan con las propuestas de los alumnos. “Siempre es recomendable ahorrar entre un 15% y un 20%”, concluye la instructora. Uno de los alumnos, Luis Cortés, sale encantado del taller. “Me ha gustado lo del presupuesto, nunca me lo había planteado pero veo que es necesario. Cuando empiece a trabajar y a tener ingresos, haré uno para organizarme”, asevera.
Al final del taller, Sánchez, que trabaja en el área de gestión de empresas de La Caixa, se muestra contenta. “Los niños están más interesados de lo que yo me esperaba. Tienen ganas de saber, sobre todo si les pones ejemplos que pueden encontrar en casa. Va bien que tengan la información porque muchos padres no pueden ayudarlos en estos temas. Hay mucha gente de 40 años que no sabe diferenciar entre una tarjeta de crédito y una de débito”, explica Sánchez. Mercè Andreu, profesora de Economía de este instituto, apostilla que estas clases son especialmente bien recibidos por chicos de barrios humildes como Bellvitge. “Viven de cerca las dificultades económicas”, dice la docente.
A 40 kilómetros, el instituto concertado Vedruna acoge el taller Endeudarse con cabeza. Empiezan la sesión con el juego de preguntas. “¿Qué interés tiene una tarjeta de crédito?”. Los alumnos fallan la respuesta. “Entre el 21% y 25%”, apunta Roger. Los alumnos responden con un “¡Ooh!” al unísono. “Tenéis que vigilar porque la castaña es importante”, aconseja el voluntario. Y añade. “Las tarjetas de crédito tienen el peligro de generar compras compulsivas, porque te dan la sensación de tener dinero infinito”. El TIN, el TAE o el euríbor son conceptos que muchos habían oído en casa, pero pocos entendían. Roger Benet, experto en banca de empresa en Banc Sabadell, explica a los jóvenes cómo funcionan los intereses de un préstamo bancario y les recomienda solo recurrir al crédito cuando es necesario: compra de una vivienda, un ordenador, un coche… “No”, discrepa una alumna. “Hay muchos precios de coches. Tienes que comprar el que puedas pagar”, justifica la joven.
“Ahora nos lo pagan todo los padres, pero cuando salgamos del instituto tendremos información para no cometer ciertos errores en el futuro”, asegura Oriol Massó, uno de los estudiantes del Vedruna. Su profesora de matemáticas, Maria Rosa Vila, también aplaude la iniciativa. “En clase estamos acostumbrados a hacer mucha álgebra y geometría, pero aspectos como las finanzas se escapan del temario y es una lástima porque es un tema real que te encuentras en el día a día”.
Aunque los alumnos no aplicarán de forma inmediata estos conocimientos, se quiere poner a su alcance instrumentos y conocimientos que les ayuden a enfrentarse a complejas decisiones en un futuro. El director general del Instituto de Estudios Financieros, Josep Soler, asegura que “no se trata de memorizar, sino de fomentar actitudes. Debemos preocuparnos de las decisiones financieras que tomamos, igual que lo hacemos sobre nuestra salud”.
Artículo original de ElPaís.