9/7/2014 – En las pruebas del Informe PISA, quedamos cuartos por la cola, por delante tan sólo de Italia, Israel y la República Eslovaca.
Otra vez PISA. Y España vuelve a suspender. Justo dos días después de que se hiciera público el resultado de un informe en el que la OCDE alertaba de que el nivel de los universitarios españoles es comparable al de los bachilleres japoneses, una nueva prueba vuelve a dejar mal parado el sistema educativo de nuestro país.
En este caso, el examen estuvo centrado en competencia financiera -la primera evaluación que PISA realiza sobre esta materia- para comprobar el nivel que los estudiantes han adquirido en este tipo de temas. Hablamos del conocimiento, la comprensión y las destrezas necesarias para manejarse con cierta soltura en una cuestión fundamental, que debería permitirles que el paso de la vida escolar a la Universidad, la empresa o el mundo laboral sea más sencillo. Y el origen del problema podría estar en las aulas.
La escuela española no dedica tiempo a cuestiones relacionadas con la economía y tampoco prepara a sus maestros para impartir esta asignatura, fundamental para desenvolverse en la vida. Luego, todos nos echamos las manos a la cabeza con el escándalo de las preferentes (personas que contrataban productos que no se ajustaban a su perfil inversor) o nos preguntamos cómo puede haber tantas familias con problemas en la gestión de sus finanzas personales.
De esta forma, el rendimiento de España en competencia financiera queda por debajo de la media de los 13 países de OCDE que participaron en el estudio. Uno de cada seis alumnos españoles (16,5%, frente al 15,3% de media en la OCDE) no alcanza el nivel básico de rendimiento en competencia financiera. Estas personas apenas son capaces (como mucho) de reconocer la diferencia entre lo que se necesita y lo que se quiere, de tomar decisiones sencillas sobre gasto cotidiano y de reconocer para qué sirven documentos financieros corrientes, como una factura. En el lado contrario, sólo el 3,8% de los alumnos se encuentran en el nivel de excelencia (comparado con una media del 9,7% en la OCDE).
En general, comparando sus resultados conocimientos financieros y en matemáticas, los estudiantes españoles rinden como era de esperar. Sin embargo, los mejores en matemáticas y en lectura no rinden en competencia financiera tan bien como se esperaría. Pero esto no es achacable a los alumnos sino al propio diseño del sistema.
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